De vertical a transversal: la nueva publicidad
La publicidad tradicional encajaba perfectamente en el modelo conversacional del resto de las relaciones que se daban en el contexto social. Era un modelo 1.0, vertical, de arriba hacia abajo. Las empresas anunciaban y el mercado respondía. El maestro sabía y el alumno aprendía; el jefe ordenaba y el empleado cumplía; los padres decidían y los hijos obedecían. En ese contexto los diarios marcaban la agenda de noticias y los lectores las leían; la televisión programaba y la audiencia miraba. En un entorno diverso y digital, la conversación se hizo transversal.
Las personas hablan y, a través de los actuales medios digitales, hacen que su voz sea escuchada; los televidentes eligen el programa o serie que desean mirar, en el dispositivo y momento que prefieran; la agenda de noticias está planteada en los tweets y el cliente compara precios, especificaciones y características en los portales comerciales. El acceso a la tecnología cada vez mayor, propone nuevos escenarios de interacción entre los consumidores.
Gracias al mayor acceso a la información en la actualidad, no es extraño encontrar clientes que saben más de la póliza de vida que el empleado de la compañía de seguros y como tampoco es extraño encontrar a niños que les enseñan a sus abuelos. Las personas proponen propios destinos de viajes, eligen dónde hospedarse y conversan con otros viajeros antes de partir al lugar deseado. Recomiendan, informan y opinan en las redes. Comparten y hacen virales las noticias que quieren y generan conversaciones transversales. Cambiaron los roles, los dueños del saber, los iniciadores del mensaje, y algunos espacios de autoridad.
Acertadamente la publicidad incorporó este nuevo paradigma para transformarse de generadora única del mensaje a gestora de conversaciones que hacen a determinada identidad de marca.
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